Archivo | marzo 2013

AUTOESTIMA

Muchas veces es el mejor aliado de nosotros mismos, en ocasiones, nuestro peor enemigo…De quién se trata? de NOSOTROS MISMOS. Si queremos poder contar con él como aliado es imprescindible el autoconocimiento y sobre todo, valorarnos!

CUENTO SOBRE AUTOESTIMA

Un joven concurrió a un sabio en busca de ayuda.Imagen

– Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar maestro?. ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?

El maestro, sin mirarlo, le dijo:

– ¡Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mis propios problemas. Quizás después… Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.

– E… encantado, maestro -titubeó el joven pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas-.

– Bien -asintió el maestro-. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al muchacho agregó: Toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo para pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.

El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo.

En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, así que rechazó la oferta.

Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado -más de cien personas- y abatido por su fracaso, montó su caballo y regresó.

¡Cuánto hubiese deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro! Podría habérsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y su ayuda.

– Maestro -dijo- lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir 2 ó 3 monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.

– ¡Qué importante lo que dijiste, joven amigo! -contestó sonriente el maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo?. Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuánto da por él. Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.

El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo:

– Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.

– ¿¿¿¿58 monedas???? -exclamó el joven-.

– Sí, -replicó el joyero-. Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé… Si la venta es urgente…

El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.

– Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo-. Tú eres como este anillo: una joya única y valiosa. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?

Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda.

Pero, qué es la autoestima?

Es la capacidad que tiene una persona para valorarse, respetarse y aceptarse a sí misma tal y como es. Podría definirse también como el conjunto de actitudes y pensamientos que una persona tiene sobre sí mismo. Si esos pensamientos y sentimientos son positivos, tendremos una persona con una autoestima alta y equilibrada. Si, por el contrario, suelen ser de tipo negativo, la persona tendrá una autoestima baja.

La autoestima es una parte clave de la personalidad. Define nuestra identidad y la manera en la que nos relacionamos con las personas que nos rodean. Tener una autoestima equilibrada hará que nos queramos a nosotros mismos, que tengamos la suficiente confianza en nuestras capacidades como para intentar nuevas metas y conseguir logros, que nos comportemos de una manera positiva y abierta con los demás y que, por lo tanto, seamos más apreciados por ellos.

Por el contrario, una persona con autoestima baja será insegura, se culpabilizará por todo, no se atreverá a intentar nuevas cosas ya que no confía es sus capacidades. En sus relaciones con los demás, se comportará de forma tímida o incluso agresiva. Todo esto puede tener consecuencias psicológicos como aislamiento, ansiedad, depresión, trastornos alimentarios… Por ello es vital conocer la importancia de una autoestima equilibrada y trabajar por conseguirla.

PILARES DE LA AUTOESTIMA

La autoestima está basada en una serie de pilares básicos, que dependen únicamente de nosotros y que, además es nuestra responsabilidad cuidar día tras día, para conseguir su mejora. Estos pilares básicos son los siguientes:

  • Autoconcepto: Es la opinión que una persona tiene de sí misma, lo que ella cree acerca de sus habilidades, cualidades positivas y negativas, valores… Este pilar está en constante cambio ya que se basa en nuestras aptitudes, las ideas que tenemos acerca de nuestro propio cuerpo y las valoraciones de nuestra persona que hace la gente que nos rodea.
  • Autorespeto: Es la capacidad de respetarse a uno mismo. Es necesario que seamos capaces de respetarnos a nosotros mismos si queremos ser respetados por los demás. La gente con baja autoestima, que suele culparse por todo y pensar muy negativamente sobre sí misma, suele atraer de forma inconsciente las faltas de respeto de los demás.
  • Autoconocimiento: Es la capacidad de analizarnos sin miedo, observando cómo somos sin engañarnos a nosotros mismos. Este análisis incluye el estudio de nuestras cualidades positivas y de nuestras limitaciones. Sólo conociéndonos en profundidad estaremos capacitados para valorarnos o para realizar los cambios que necesitemos.
  • Autocuidado: Supone la adquisición de unos hábitos de vida saludables como modo de vida. Estos hábitos deben englobar el cuidado de nuestro aspecto externo y nuestra salud física y psicológica.
  • ACEPTACIÓN DE LOS PROPIOS LÍMITES: para poder lograr una autoestima equilibrada, la persona debe aceptarse con sus cualidades y sus limitaciones, olvidándose de buscar un ideal de perfección inalcanzable que sólo conduce a la depresión y la culpa.

QUÉ SON LAS CREENCIAS LIMITANTES?

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«Tanto si piensas que puedes, como si piensas que no puedes, estás en lo cierto». HENRY FORD

 

Las “creencias” son las normas o reglas según las cuales vivimos. Dependiendo de las que cada uno de nosotros tengamos pueden potenciarnos o pueden limitarnos, impidiendo alcanzar nuestros objetivos.

 

A menudo los principales obstáculos con los que topamos para lograr objetivos o iniciar nuevos proyectos no proceden del mundo exterior, sino de nuestro propio mundo interno. Estos obstáculos se configuran en forma de convicciones, percepciones y actitudes mentales. Las ideas que hemos elaborado sobre nuestras propias capacidades son uno de los factores que influyen más en nuestro desarrollo y en la forma de afrontar nuevos retos.  Generalmente estas ideas están muy afianzadas, es posible que lo estén desde la niñez, nos parecen inamovibles, delimitan nuestra percepción del mundo y determinan nuestra forma de actuar.

 

 Está comprobado que los que creen en sus capacidades, se esfuerzan  en trabajar y buscar los medios para conseguir sus objetivos ya que los consideran factibles, mientras que los que niegan sus capacidades se esfuerzan menos, obtienen un  rendimiento menor y con frecuencia ni siquiera lo intentan. ¿Para qué esforzarse, si no seré capaz?   Es lo que se denomina profecía autocumplida.

 

Las creencias limitantes son aquellos pensamientos que continuamente nos dicen «no puedo», «no me lo merezco», «los hombres son todos iguales», «no soy lo suficiente bueno/buena para lograrlo», «si abro mi corazón me harán daño», «los matrimonios no duran», «con mi sueldo no llego a fin de mes», “los ricos son malas personas”, “la suerte es para los demás”, etc.

 

Estas creencias limitantes las vivimos como «verdades» inamovibles, las construimos basándonos en nuestras experiencias sin darnos cuenta de que nos están «limitando» en algún área de nuestra vida.

A continuación, un ejercicio que nos permitirá poner en duda estas verdades inamovibles.  Cuando se nos impone una creencia, poner en práctica estos interrogantes:

 

 – Qué hechos demuestran esta creencia?

 

– Hay algo que demuestre lo contrario de esta creencia?

 

– Qué precio estás pagando por tener esta creencia?

 

– Qué intención positiva tiene esta creencia?

 

– Sientes paz o estrés con esta creencia en tu interior?

 

– Para qué te sirve esta creencia?

 

– En qué ámbito es válida esta creencia?

 

– Con qué estándares comparas?

 

– Qué posibilidades abre o cierra esta creencia?

 

– Quieres continuar sosteniendo esta creencia?  

 

Una vez hayas respondido todas las dudas puedes corroborar hasta que punto te potencia o te limita esta creencia? Si te sientes identificado con los resultados que estas obteniendo, sigue actuando como hasta ahora y mantén tus creencias. Pero si no te gustan, actúa de forma distinta y cambia tus creencias reemplazándolas con otras nuevas.   

 

“La forma en la que hablamos es un reflejo de las creencias que sostenemos. Si cambias la forma en la que hablas, empezarás modificar tus creencias limitantes” 

 

 El ciclo o bucle de la creencias se compone de cuatro pasos:

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Las creencias son ideas que uno considera ciertas.

 

Basándonos en esta idea cierta, iniciamos una determinada acción o la evitamos.

 

Esta acción genera unos resultados acordes con la creencia.

 

Estos resultados refuerzan la creencia.

 

  • Formula en positivo tus objetivos.
  • Céntrate más en definir hacia dónde quieres ir  que en lo que quieres evitar.
  • Específica qué recursos vas a necesitar y, si no los tienes, como conseguirlos
  • Considera que las dificultades y los  fracasos no son barreras insuperables, sino etapas necesarias del camino.

 

Nuestro sistema de creencias es un filtro que distorsiona toda la información que recibimos del mundo “real”, de modo que la realidad se convierte en sólo un espejismo.  

«Yo soy el dueño de mi destino, soy el capitán de mi alma»  INVICTUS, William Ernest Henley